Un paseo urbano por El Pobo

Acostado sobre las laderas de un cerro se extiende el pueblo de El Pobo. Este alto se levanta entre dos ramblas que descienden de la sierra homónima al contacto entre el piedemonte y el valle del río Seco.

El caserío se distribuye por la solana. La estructura urbana tiene forma de triángulo. La rambla de la Quiñonería forma uno de sus lados y la carretera Teruel-Aliaga, otro. Ambos convergen en la cruz de término. 

Entre el patrimonio arquitectónico de El Pobo destacan especialmente la iglesia parroquial de San Bartolomé, la ermita de Nª Sª de Loreto y el peirón de San Juan y San Pablo.

Las edificaciones del casco antiguo forman un conjunto urbano muy armonioso y representativo de la arquitectura popular serrana. Viviendas de dos (o tres) alturas, construidas en mampostería, con sillares en las puertas de acceso, aleros de madera y canecillos, cubierta de teja cerámica y solanar al patio con balcón de madera.

Algunas son casas solariegas con escudos heráldicos levantadas durante los siglos XVII y XVIII. Pertenecieron a familias propietarias de grandes rebaños que estivaban en la sierra del Pobo y estremaban en el Reino.

Con el devenir de los tiempos, los cambios socioeconómicos y en los gustos populares, han hecho que, en reformas posteriores, muchas fachadas de piedra fueran revocadas y pintadas e incluso se cerraran no pocas de las puertas para convertirlas en ventanas. Pero aun así, se intuye cómo fueron cada una de ellas y todo el conjunto.

Pasear por las calles de El Pobo tiene un encanto especial. Hacerlo por la noche, todavía más. Mil pequeños detalles sorprenden al paseante atento y observador.

 

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